EL SECRETO DE LAS AGRESIONES SEXUALES EN LOS COLEGIOS

   El año pasado, en un colegio de Ohio, 4 niños forzaron a una niña de 14 años en un pequeño almacén y la agredieron sexualmente. En un instituto de secundaria, seis niñas acusaron a un compañero de clase de manosearles los pechos y el culo, de fingir estrangularlas y de abofetearlas.
    Mientras tanto, en una escuela de primaria de California, los chicos crearon una tradición de azotar y agarrar los culos de las niñas y lo llamaron "los viernes de azotar culos".
   Es desconcertante e incómodo hablar del tema, pero el acoso y las agresionesexuales entre compañeros de clase ocurre cada vez con más frecuencia en baños, en el patio o en los asientos de atrás de los autobuses escolares. Y ocurre en todos los niveles de educación, desde infantil a la universidad.

    Esto le ocurrió a la hija de Esther Warkov, que estudiaba en un colegio público de Seattle. En 2012, fue violada por un compañero de clase -un compañero que, anteriomente, había sido expedientado por mala conducta sexual cuando estaba en secundaria- un día que fueron de excursión con el colegio. La violación tuvo lugar en presencia de otros estudiantes.
     "Nuestros colegios están en crisis", dice Warkov, fundadora de la asociación Stop Sexual Assault in Schools (SSAIS), que lucha por que los colegios protejan a las estudiantes del acoso y agresión, y para que se investiguen los casos requeridos por la ley bajo el Título IX.
     Aunque se ven, en ocasiones, casos de agresiones de adultos a niñas recogidos en las noticias -y con motivo- el problema de las agresiones sexuales entre escolares es mucho más común. Por cada agresión sexual de un adulto a un niño, hay siete casos de agresiones entre estudiantes, según un análisis de los datos criminales federales llevado a cabo por Associated Press.
     Cuanto más joven es la víctima, más devastador es el impacto, y mayor la vulnerabilidad ante otra agresión. Es una moda perturbadora, y que algunos padres y profesores son reticentes a reconocer, especialmente cuando afecta a niñas más pequeñas. Es más fácil etiquetarlos como casos de bullying o como una novatada, que acceder a llamarlos crímenes sexuales, pero hay quienes defienden que la única forma de erradicar estos comportamientos es enfrentarlos diretatmente. De 2011 a 2015 se cometieron alrededor de 17.000 agresiones entre estudiantes en EEUU, según Associated Press, aunque se estima que el número es mucho más alto, dado que muchas de las agresiones son calificadas como bullying, especialmente en los casos con víctimas más jóvenes, y otras no son denunciadas. Alrededor del 5% de las víctimas tenían entre 5 y 6 años.
    Si no se enfrentan los casos directamente como agresiones sexuales, se destruirán muchas vidas, según Warkov. "No solo afecta a las víctimas, sino a su salud psicológica y emocional que tendrá secuelas hasta mucho después de la agresión, su vida social, su educación y sus sueños de futuro se hacen añicos", dice. "Para algunas, el trauma es insuperable: el acoso por motivos sexuales y las agresiones sexuales han llevado a un, cada vez más creciente, número de adolescentes al suicidio" advierte.

No son solo bromas de chicos
     La campaña #MeToo, llevada a cabo en redes sociales, ha revelado una verdad escondida: el acoso y la agresión sexual están normalizadas y acontecen a menudo en todas las facetas de la sociedad de EEUU: Hollywood, Silicon Valley, entre periodistas, cómicos, políticos, y profesores. Incluso el actual presidente de EEUU alardeó de acosar y agredir sexualmente, aunque después dijo que sus comentarios eran simples "bromas entre hombres". 
  Cuando ocurre en los colegios y no se aborda el tema, los estudiantes aprenden que la mala conducta sexual es aceptable, e incluso normal. Después de todo, son niños, ¿no? Pero las creencias y las actitudes que llevan a una sexualidad saludable se empiezan a desarrollar muy temprano en la vida estudiantil, y los colegios deben tomar la iniciativa para eliminar las agresiones sexuales, dicen los educadores, primero reconociendo que existe el problema, y luego afrontándolo con currículum, políticas y desde el propio tejido cultural del colegio y la comunidad.

Sal de mi burbuja
     "Eres débil. Eres cutre. Eres una niña".
    Estos son mensajes han sido emitidos -y recibidos- por algunos estudiantes de la clase de tercero de primaria de la profesora Jennifer Ryman Meuljic, en la Escuela del Distrito de Vancouver en Washington. Con el paso del tiempo, estas ideas se traducen en sentimientos de poder y de desvalimiento, respectivamente, y pueden facilitar la victimización provocada por los acosadores y agresores. Pero los niños de tercero de primaria no entienden esto. Lo que sí entienden, sin embargo, es cómo respetarse a uno mismo y al espacio privado, y cómo hablar si alguien invade dicho espacio sin su permiso.
    "Hablamos mucho de burbujas personales, o espacio corporal", dice la profesora. "Hablamos del tema cuando estamos haciendo la fila o sentados en el suelo, le recordamos a menudo a los niños que nadie puede entrar en tu espacio si no lo invitas".
    Meuljic sabe que a los niños les gusta tocar y abrazar, y eso está bien, siempre que ambas partes quieran, así que ella y otras profesoras de primaria enfatizan con sus estudiantes que cada uno tiene su espacio personal, y que pueden protegerlo o compartirlo si quieren. "Cuando uno de ellos corre a abrazar a otro o a darle la mano, normalmente no los quito de hacerlo, pero les pregunto: "¿preguntaste antes si le parecía bien?". Les enseño a respetar y proteger sus propias burbujas, pero también a respetar las de otros preguntando si les parece bien recibir un abrazo o sentarse cerca". También les cuenta a los estudiantes que, si alguien rompe su burbuja sin permiso, deben decirle a esa persona que no lo haga, y después contárselo a un adulto. "Tengo la esperanza de que recuerden para siempre esas lecciones de protección y respeto cuando crezcan, y que sepan que son los únicos que tienen control sobre su cuerpo", dice Meuljic. "Quizá si todos instálaramos estas ideas en sus cabezas a una edad temprana no ocurriría que tanta gente traspase ciertos límites o trate de ejercer su poder sobre otros. Tengo fe en que esto puede ayudar".

Cuanto antes, mejor
    "Esperar hasta la universidad, evidentemente, es tarde", dice Robert Rigby, un profesor de instituto  de Fairfax que ayuda a sus estudiantes a dirigir la Alianza Gay Hetero. "Los estudiantes quieren la información ahora, o incluso antes del instituto, pero definitivamente, quieren aprender todo sobre el acoso y la agresión sexual, y explorar términos como el consentimiento. Dicen que cuanto antes, mejor".
     Como respuesta a la participación de los estudiantes, y la ola de noticias recientes sobre agresiones sexuales en universidades de los últimos años, los colegios públicos del Condado de Fairfax han actualizado su currículum educativo para incluir clases de educación sexual que enseñan consentimiento, y que indagan profundamente en las agresiones sexuales. De acuerdo con el Acta Every Student Succeeds (ESSA), los institutos deben reportar cómo están enseñando a los alumnos a tener relaciones seguras, incluyendo el consentimiento, pero Elizabeth Payne, que supervisa el currículum educativo del Condado de Fairfax, dice que han llegado un paso más allá añadiendo a sis clases el consentimiento antes de enseñar las leyes. "Lo que nos motiva es la necesidad de la comunidad. Las agresiones sexuales son una de las preocupaciones de la mayoría de la gente", dice Elizabeth. 
   Dicho currículum, que empieza en primero de Bachiller y acaba en la universidad, abarca un temario desde las relaciones sanas e insanas, las definiciones de acoso sexual, agresión y violación, tráfico sexual, e indicadores de abusos entre los estudiantes.
     Los estudiantes aprenden y exploran el concepto de consentimiento y lo que significa para ellos. ¿Puede considerarse que das tu consentimiento cuando estás bajo la influencia de las drogas o el alcohol? ¿Puede el consentimiento dado para otra actividad transferirse a cualquier actividad sexual presente o futura? (pista: no). El consentimiento sexual, aprenden los estudiantes, consiste en que una persona, claramente, acceda a tener relaciones sexuales con otra. No puede haber duda de que hayan accedido, y el consentimiento no se puede obtener a cambio de intimidación o presión. No es culpa de la víctima si acaban teniendo alguna relación sexual indeseada mientras están embriagadas, no importa cómo va vestida o si dijo verbalmente que no. El silencio no es consentimiento.

Una cultura de respeto y responsabilidad  
     "Esperamos, sin duda, que los estudiantes no tengan que sufrir ninguna de estas experiencias, pero queremos darles el conocimienro y las habilidades necesarias para minimizar los riesgos y empoderarlos", dice Payne. "En las clases tratamos de enfatizar la intervención del observador, para enseñar a los estudiantes a responsabilizarse unos de otros".
    Por ejemplo, los profesores de Fairfax les dicen a sus estudiantes: si vas a una fiesta con una amiga, vete de la fiesta con la misma persona. Ten cuidado con las conversaciones que se vuelvan intensas entre dos personas, y trata de intervenir, si es necesario, para separarlos y calmar la situación.
   En todo el currículum educativo de Fairfax, los estudiantes aprenden a examinar sus propios valores, moral y ética, y cómo eso se puede traducir en actuar, y no solo ser testigo de algo. 
     Si los compañeros de la hija de Esther Warkov hubieran aprendido lo mismo, quizá podrían haber evitado la violación. Y si su atacante hubiera recibido la misma educación, quizá no la habría violado. Pero más importante que el currículum educativo, sin embargo, es crear un entorno en el colegio que sea respetuoso y acogedor, donde los estudiantes se sientan seguros y valorados por los educadores, los administradores y otros estudiantes, y donde sepan respetarse unos a otros. "Crear un entorno cultural respetuoso es mucho más efectivo que las clases a secas, pues ayuda a crear cambios positivos y permanentes en las actitudes y comportamientos de los estudiantes", dice Joel Levin, el cofundador de SSAIS, que menciona un estudio que demuestra que "el currículum educativo por sí solo no es efectivo para reducir la tasa de violencia sexual. Es la suma de todos los componentes, incluyendo las campañas y actividades lideradas por los estudiantes, que son muy efectiva, estar atento a las señales de violencia sexual y delatarla".
     Levin, que está casado con Warkov y comparte su misión de prevenir las violaciones y las agresiones como la que sufrió su hija, también señala la importancia de que se impliquen, no solo los educadores, sino también los estudiantes, las familias y el personal del colegio, y las asociaciones comunitarias que puedan reforzar el mensaje de respeto. "Cuando respetamos a nuestros amigos o compañeros, no los tratamos como objetos para nuestro beneficio", dice Warkov. "Necesitamos enseñar a los estudiantes lo que es la cultura de la violación, el control de los impulsos, y no solo cómo hablar de sexo, para que así puedan pararse un segundo y pensar: hey, pero ¿qué estoy haciendo?".

Traductora: Marina Liñán

Escrito por Cindy Long el 4 de diciembre de 2017, y publicado en la web neatoday 


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