NO PODEMOS SEGUIR IGNORANDO LA HIPOCRESÍA SEXISTA DE TWITTER

Twitter permite el abuso a las mujeres en la red, y castiga a quienes piden explicaciones a los hombres y a la compañía

Los fundadores de Twitter: Jack Dorsey, Evan Williams, Biz Stone, Noah Glass 

     La semana pasada, Amnistía Internacional publicó los resultados del Proyecto Patrulla contra los Trolls -un trabajo conjunto de investigadores de Derechos Humanos, técnicos expertos, y miles de voluntarios, para construir la mayor base de datos mundial sobre abusos a las mujeres en la red. El estudio determinó que Twitter es un lugar tóxico para las mujeres. Por medio de encuestas de Twitter realizadas a 778 mujeres periodistas y políticas de Reino Unido y EEUU en 2017, se llegó a la conclusión de que había recibido 1,1 millones de tweets problemáticos o abusivos, es decir, uno cada 30 segundos. Con "tweets abusivos" se refieren a los que con cuyo contenido violan las normas de Twitter, incluyendo aquellos que promueven la violencia o amenazas contra alguien basándose en su raza, etnia, nacionalidad, orientación sexual, género, religión, edad, discapacidad o enfermedad.
     Teniendo en cuenta que, a menudo, las mujereson la diana de este tipo de tweets, es curioso que no se incluya "sexo" en la lista de categorías protegidas. Aunque el estudio realizado por Amnistía no señala este dato, la decisión intencionada de la compañía de omitir "sexo" de esta lista demuestra la falsedad de las intenciones de Twitter, y que el hecho de atajar la misoginia no es una prioridad para la compañía.
    El estudio de Amnistía muestra ejemplos de tweets abusivos, entre ellos amenazasexuales o físicas, deseos de muerte, referencia a actos violentos, comportamientos que provocan miedo, insultos repetidos, troposexistas y racistas, y otros contenidos degradantes. 
    Yo misma he contabilizado las numerosas amenazas violentas explícitas que he recibido en Twitter, y la cantidad de veces que la compañía se negó a revisar dichas amenazas. Me han llegado a decir "cállate y muérete", "suicídate", "atragántate", y cosas del estilo. Todos estos tweets, que, a mi parecer, encajan perfectamente en la categoría de tweets abusivos, eran dirigidos hacia mí junto a la palabra TERF que, como muchasabéis, es la palabra que se utiliza para degradar y humillar a quienes cuestionan el transgenerismo. Es un término utilizado contra las mujeres y de forma peyorativa, con la única intención de hacer bullying y dañar su reputación. No hay duda de que esto encaja perfectamente con la definición de "insulto".
     Pero, en vez de trabajar para cortar con las amenazas dirigidas a mujeres que critican el transactivismo violento, y las ideas que lo sustentan (principalmente, la de que los hombreson mujeres, si se declaran como tal, para poder acceder a vestuarios, gimnasios, etc) Twitter ha decidido ir contra esas mujeres.
     De acuerdo con Amnistía, "Twitter está fallando en su responsabilidad de respetar los derechos de las mujeres online, negándose a investigar adecuadamente las amenazas de violencia y los abusos, y a confrontarlas con transparencia, lo que conlleva que las mujerese autocensuren o sean silenciadas en la plataforma. La conclusión es:
Las compañías como Twitter tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos, lo que significa asegurarse de que las mujeres que usan dicha plataforma puedan expresarse libremente sin miedo.
     En lugar de eso, Twitter está haciendo lo contrario. El pasado 23 de noviembre, cuando me cancelaron la cuenta definitivamente, no fue por discurso de odio. Fue porque un individuo no quería que yo tuviera voz. No quería que "me expresara libremente y sin miedo". Como periodista, y persona que lucha por crear un mundo mejor y más justo, siento cierta inclinación por la verdad y la información real de los hechos. En concreto, sobre los hombres que considero peligrosos, que intentan dañar o acosar a una mujer, los que no respetan los límites o los que trabajan activamente para arrebatarnos nuestros derechos. Por ello, cuando vi que los medios informaban sobre un hombre que estaba denunciando a esteticistas locales que no quisieron hacerle la "depilación brasileña", y una bloguera reveló su identidad, junto a una desagradable historia, quise averiguar si toda aquella información era cierta. Publiqué un tweet que decía: "¿Es cierto que el hombre responsable de querer extorsionar a esteticistas que no quisieron hacerle las ingles brasileñas es [enlace al blog]?". Cuando me enviaron una captura de pantalla confirmando la identidad del hombre -se trataba de una opinión online sobre un negocio llamado Foxy Box que este hombre había dejado con su nombre y su foto, que decía "¡Ally me hizo unas ingles brasileñas geniales!"- twiteé la imagen y escribí "sííí, es él". Dosemanas después, Twitter suspendió mi cuenta, haciendo referencia solo a ese último tweet.
     Muchos han dado por hecho de que incumplí las normas de Twitter, entre ellas la de no referirse a los hombres como hombres y a las mujeres como mujeresin tener en cuenta su identidad transgénero, o la de no llamar a alguien por su nombre, si ahora prefiere que lo llamen de otra forma. Pero resulta que, en el momento que publiqué ese tweet, Twitter aún no había informado a sus usuarios de los cambios en su política, y el individuo en cuestión estaba utilizando su nombre masculino, no solo en Twitter, sino en la mayoría de sus redesociales (y lo sigue haciendo en la actualidad). El cambio en la política de Twitter se publicó, casualmente (o no), ese mismo día. Más allá del hecho de que referirse correctamente al sexo de alguien no es dañino en modo alguno (de hecho, hacer referencia al sexo equivocado podría suponer un riesgo, por ejemplo, si tienen que hacerle algún tratamiento médico), el caso es que esta persona ni siquiera se identifica como mujer en Twitter. 
      La verdadera razón por la que Twitter canceló mi cuenta fue revelada a principios de este mes, y la reveló el mismo responsable, que presumió de ello en una reunión municipal en Ayuntamiento de Langley "conseguí, personalmente, que le suspendieran la cuenta".

     
   Teniendo en cuenta que parece ser amigo personal de uno de los cofundadores de Twitter, Biz Stone (o le gusta hacer creer a la gente que lo es), el hecho es que este único individuo fuera capaz de expulsar a una mujer de una plataforma tiene algo de sentido. Tenía misospechas de que había pasado algo así, que este fuera el responsable y que tuviera algún contacto en Twitter. Pero esto presenta una realidad oscura para las mujeres: Twitter es un club para hombres. Las mujeres trabajan para que los hombres y compañías como Twitter sean responsabilizados por sus actos, mientras que la misoginia y la violencia de los hombres es ignorada por completo.
    El estudio de Amnistía Internacional tiene razón: Twitter no solo no es transparente en sus políticas y prácticas, sino que se están asegurando, personalmente, de silenciar y censurar a las mujeres. Hemos permitido que una minoría de hombres controlen nuestro discurso, hombres que no se toman en serio la misoginia y la violencia, y que, hasta ahora, siguen operando con impunidad. No podemoseguir ignorándolo, es hora de devolver el golpe.
     Únete a nosotras en Washington, la semana del 26 de enero, donde las mujeres enviaremos a las redes como Twitter el claro mensaje de que no nos van a silenciar y que nos vamos a poner en pie.

Traductora: Marina Liñán

Escrito por Meghan Murphy, publicado en Feminist Current el 27 de diciembre de 2018

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