CUIDADO: EL MOVIMIENTO TRANS ES EL PATRIARCADO CON UN NUEVO DISFRAZ

     Hasta no hace mucho, si alguien me hubiera mencionado al patriarcado en el mundo desarrollado, habría pensado que nos íbamos a embarcar en una conversación arcaica. Pero los eventos recientes, como la decisión de Target de abrir sus baños y probadores, antes diferenciados por sexo, a gusto de la decisión de cada cliente, me hace pensar que el patriarcado está vivo y sano.
     Escuchadme.
     A lo largo de la historia, las mujeres han sido oprimidas y denigradas por los hombres. Aunque no siempre estoy de acuerdo con las activistas feministas, sin duda reconozco que no habría tenido las oportunidades que tengo si no hubiera sido por el esfuerzo de las feministas en corregir lo que estaba mal.
     A pesar de todos esos avances, el "movimiento trans" actual (el particular el sector de las mujeres trans) nos lleva, casi sin darnos cuenta, a un tiempo anterior en el que las mujeres eran valoradas solo por su apariencia y por su adecuación a la idea preconcebida de feminidad que tenían los demás. En ensencia, todo lo necesario para ser mujer hoy en día, son tetas (falsas) y estar bien peinada.
    Como cultura, lo que le estamos diciendo a las mujeres es que los sentimientos de un grupo concreto de hombres -en este caso, hombres que se definen a sí mismos como mujeres- importan mucho más que ellas mismas. Esa es la perfecta definición del patriarcado, incluso aunque haya mujeres que estén de acuerdo con él.
     Sí, hay quien sufre disforia de género, pero no me decido a aceptar que su lucha les dé derecho a identificarse con el sexo que elijan. Como mujer, no puedo admitir que ser mujer se reduzca a maquillarse, usar ropa interior sexy y un peinado bonito.
     De hecho, fui educada en un entorno postfeminista en el que mi feminidad no se medía por la talla de mi sujetador o mi capacidad de excitar a un hombre. Al contrario, mi condición de mujer se confirmaba científicamente, puesto que cada célula de mi cuerpo es femenina, no importa lo que haga o cómo me vista.
     Ser mujer, literalmente, tiene que ver con ser, no con hacer, y por tanto, puedo vivir mi vida sin encajar en el ideal de mujer que tenga alguien, sea Mad Men o cualquiera.
     Hablemos claro: a nadie le importa que una mujer entre en el baño de hombres. El debate de Target se ha centrado en el caso de los hombres que usan el baño de mujeres, porque todo el mundo entiende que las mujeres y las niñas son vulnerables de un modo que los hombres no son. Tanto si hablamos de Target  como de ciertos estados que han aprobado leyes en la misma línea, el resultado en la práctica es que cualquier hombre, el que se identifica como mujer o el que está buscando una nueva víctima, puede usar el baño de mujeres solo porque le apetece.
     Menudo derecho de la mujer.
     Sin embargo, la discusión se basa en términos de derechos civiles y discriminación. Es una trampa cultural. De hecho, el pasado lunes el Departamento de Justicia archivó una demanda contra el estado de Carolina del Norte porque se niega a rechazar un proyecto de ley que defiende que los individuos utilicen los baños que correspondan a su sexo biológico.
     Algunas formas del patriarcado defienden a las mujeres de los hombres, pero eso no es más que una excusa para protegerlas para un hombre determinado o un grupo de hombres concreto. Las peores formas del patriarcado ignoran por completo la dignidad y la importancia de la mujer.
     Más que una cuestión de derechos civiles, yo diría que la guerra sobre los baños demuestra que estamos entrando en una fase del patriarcado totalmente nueva que consiste en lograr victorias cada vez que destruye un espacio seguro para la mujer, sean baños, probadores, vestuarios o lo que sea.
     Esta forma del patriarcado llegó un paso más allá cuando Bruce Jenner, en abril de 2015, en una entrevista con Diane Sawyer, comentó casualmente que estaba deseando convertirse en mujer para poder pintarse las uñas y beber vino con sus amigas. Jenner redujo ser mujer a cosas totalmente triviales, y los medios más influyentes, incluidos Glamour y ESPN, celebraron su valentía. Da igual que ni siquiera quisiera ponerse de pie para sus fotos de debut en Vanity Fair para que no viéramos parte de su anatomía masculina (*).
    Otra derrota para las mujeres llegó tras la transición de Jenner a Caitlyn, cuando dijo (quizá sacando a la Dionne Warwick que lleva dentro) la famosa frase de que lo más difícil de ser mujer es decidir qué ropa ponerte cada día. El patriarcado triunfando de nuevo.
    Una vez tras otra, el nuevo patriarcado refuerza la idea de que ser mujer consiste solo en lo externo, en cómo se te vea. Dándole pie a Hugh Hefner.
      De nuevo, es cierto que hay quien sufre disforia de género y debe ser tratado con respeto y dignidad. Pero sus problemas no justifican que las mujeres sean reducidas una vez más a un cuerpo y su habilidad para satisfacer a un hombre.

Traductora: Marina Liñán

(*) En la foto de portada de Vanity Fair a la que hace referencia el artículo, Caitlyn Jenner se negó a ponerse de pie para que no se le vieran las manos, y porque en esa poastura es más fácil ocultar cierta parte de su anatomía masculina de la que no quiere deshacerse porque, según sus propias palabras, "es muy útil". Enlace al artículo: http://www.patheos.com/blogs/piadesolenni/will-the-real-caitlyn-jenner-please-stand-up/

Original escrito por Pia Solenni, publicado el 16 de mayo de 2016
https://cruxnow.com/church/2016/05/16/beware-of-trans-movement-as-patriarchy-in-disguise/

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