SUSAN DALGETY: MI PROBLEMA CON LOS HOMBRES QUE SE IDENTIFICAN COMO MUJERES

¿Cuándo un tío no es un tío? Al parecer, cuando se identifica como mujer.

     Un brochazo de pintalabios rojo y un par de tacones de New Look, al parecer, ahora son suficientes para transformar a un joven confuso en una mujer segura de sí misma. Y cualquier mujer que se atreva a levantar siquiera una ceja por este cambio de sexo tan repentino será acusada de TERF, y seguramente tendrá que cerrar sus redes sociales durante semanas. ¿Qué, me preguntáis, es TERF? Bueno, yo también tuve que buscarlo la primera vez que lo vi utilizado como un insulto a mujeres en Twitter. Una TERF es una Feminista Radical Excluyente de Trans. O una mujer que cree que hace falta más que un toque de pintalabios para que un chico se convierta en mujer. Y que el sexo importa tanto como el género. Como alguien que se enamoró de David Bowie en su juventud, estoy a favor de la fluidez de género. Incluso el chico de gimnasio más atiborrado de testosterona y adicto a los esteroides tiene su lado femenino. Pero estoy muy confusa acerca de esta nueva horda de jóvenes milenial que se identifican como mujeres y demandan los mismos derechos que nosotras, como hermanas que llevan tiempo luchando por los mismos. El debate trans acaba de llegar al partido laborista, que hace tiempo fue el patio de juegos de los machos sindicalistas y académicos que fumaban en pipa.
     El Brexit, el aumento de la pobreza, la crisis del ladrillo, todo ha pasado a un segundo plano mientras los camaradas discuten sobre si un hombre es mujer solo por cambiarse el nombre de Luke a Lily y se enfunda una talla 38. Los hombres que se identifican como mujeres exigen que se les incluya en todas las listas de mujeres del partido. Este es el recurso que se les ha ocurrido para asegurar que las mujeres lleguen a ser primer ministro, para que el partido laborista se parezca más a la vida real y menos a un club para hombres con algunas azafatas al lado. El líder laborista, Jeremy Corbin, ha dejado claro que apoya el derecho de cualquiera a decidir si son hombres o mujeres, sin necesidad de cambiar su status legal o de hacerse ninguna operación médica invasiva. Jeremy, si crees que alguna de esas pruebas médicas violan la intimidad de un tío, espera a que le hagan un frotis cervical, o dé a luz, o incluso menstrúe una vez al mes. Oh, espera, que eso es algo que jamás va a ocurrir. Nunca.
     Y mientras Corbyn, que se identifica como futuro primer ministro, da la bienvenida a este debate, dos mujeres del partido han sido suspendidas por manifestarse en contra de que los trans accedan a las listas de mujeres. Muchas han sido acosadas en redes sociales. 
     La disforia de género sucede cuando una persona está profundamente angustiada porque hay un desequilibrio entre su sexo biológico y su identidad de género. Es una condición médica reconocida, para la que es necesario tratamiento, incluida cirugía genital. Una persona puede elegir legalmente cambiar de sexo, si vive como el género elegido durante dos años, y tiene un diagnóstico médico. No hace falta que le corten nada. Press for Change, una organización por los derechos trans, estima que en 2014 había 5.000 transgénero operados viviendo en Gran Bretaña, y otros 5.000 en lista de espera para operarse.
     Por supuesto, hay muchísimas más personas cuyo género es menos estricto que el de James Bond, por ejemplo. Como cantaron memorablemente The Kinks, es un mundo loco, extraño, confuso. La sociedad es mucho más relajada con respecto al género de lo que era hace 30 años, cuando Boy George se subió a un escenario y nos robó el corazón. Podéis llamarme anticuada, inocente o tránsfoba: no creo que un hombre que anuncie que se siente mujer esté autorizado para apropiarse de los derechos que tanto trabajo nos ha costado ganar. Y tengo la sospecha, cada vez más, de que esto es, simplemente, otro intento más de los tíos para apropiarse de nuestros espacios. Hay lugares en los que la segregación por sexos es imprescindible, como las casas de acogida, y los hospitales. Y sí, todas las listas de mujeres. Esto no es discriminación, es simplemente reconocer que existen ciertas diferencias entre sexos, y no las van a cambiar ni cómo se sienta cada uno ni la cantidad de maquillaje que uses.

Traductora: Marina Liñán

Escrito por Susan Dalgety, publicado en Edinburgh Newel 31 de enero de 2018

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