SECUELAS PSICOLÓGICAS DE UNA VIOLACIÓN

Doctor Dean G. Kilpatrick
Centro Nacional de Investigación y Prevención de la Violencia contra la Mujer de la Universidad de Carolina del Sur

     El Estudio Nacional sobre Mujeres confirmó un dramático impacto de la violación sobre la salud mental. El estudio compara estadísticas de problemas psicológicos en víctimas y en no víctimas y llegó a la conclusión de que las víctimas eran más propensas que las no víctimas a sufrir problemas mentales devastadores. 
     
Estrés postraumático
   El primer problema de salud mental investigado fue el síndrome de estrés postraumático, un desorden sumamente debilitante que se desarrolla tras un evento sumamente traumático, como por ejemplo tras una guerra o un crimen violento.
  • Casi una tercera parte (31%) de las víctimas de violación desarrollaron estrés postraumático en
    algún momento a lo largo de su vida. Más de una de cada diez (11%) aún lo padecen en la actualidad.
  • Las víctimas de violación son 6,2 veces más propensas a sufrir estrés postraumático durante su vida que las mujeres que nunca han sido víctimas de ningún crimen (31% vs. 5%).
  • Las víctimas de violación son más propensas a padecer estrés postraumático en la actualidad que aquellas que nunca han sido víctimas de un crimen (11% vs 2%).
     La Oficina del Censo de EEUU estima que hay, aproximadamente, 96,3 millones de mujeres mayores de 18 años en el país. Esto significa que, si el 13% de las estadounidenses han sufrido una violación, y el 31% de estas han desarrollado estrés postraumático, 3,8 millones de mujeres estadounidenses padecen estrés postraumático relacionado con una violación. 
  • Si el 11% de las víctimas de violación sufren estrés postraumático en la actualidad, eso quiere decir que 1,3 millones de mujeres estadounidenses lo padecen en este momento.
  • Si 683.000 mujeres son víctimas de violación cada año, aproximadamente 211.000 padecerán estrés postraumático.
Otros problemas de salud
     La depresión aguda es un problema que afecta a muchas mujeres, no solo a las víctimas de violación. Sin embargo, el 30% de las víctimas de violación han sufrido una depresión grave, al
menos, una vez en la vida, y el 21% la padecían en el momento del estudio.
  • Por el contrario, solo el 10% de las mujeres que no habían sufrido violación sufrieron un episodio depresivo, y solo el 6% la padecía en el momento del estudio.
  • Las víctimas de violación son tres veces más propensas que las no víctimas a sufrir una depresión aguda (30% vs. 10%), y 3,5 veces más propensas a padecerla en el momento actual (21% vs. 6%).
     Algunos problemas mentales son muy peligrosos. Cuando en este estudio se les preguntó a las participantes si alguna vez habían pensado seriamente en suicidarse:
  • Un tercio de las víctimas de violación (33%) y un 8% de las no víctimas dijeron que sí.
  • Las víctimas de una violación son 4,1 veces más propensas a pensar en el suicidio que las no víctimas.
  • Las víctimas son un 13% más propensas a haber intentado, de hecho, suicidarse, que las no víctimas (13% vs. 1%).
Abuso de drogas
     Hay una evidencia consistente de que las víctimas de violación son más proclives a consumir
alcohol y drogas y a tener problemas relacionados con su consumo. Comparado con otras mujeres que no han sufrido violación, las víctimas con estrés postraumático son:
  • 13,4 veces más propensas a tener al menos dos o más problemas relacionados con el alcohol (20,1% vs 1,5%).
  • 26 veces más propensas a tener dos o más problemas serios relacionados con el abuso de drogas (7,8% vs. 0,3%).
     El Estudio Nacional sobre Mujeres arroja datos claros sobre hasta qué punto la violación supone un peligro para la salud mental de las estadounidenses (en caso de que sobrevivan) por el alto porcentaje de riesgo de suicidio. Por ende, tanto la violación como el sistema de justicia estadounidense suponen un problema para la salud mental de las mujeres.

Las preocupaciones de las víctimas de violación
    Para responder de forma efectiva a las víctimas de violación, la justicia necesita entender cuáles son los principales miedos de estas. Sin la información adecuada, es difícil desarrollar políticas y programas que satisfagan las necesidades de las víctimas.
     El Estudio Nacional sobre Mujeres identifica muchos de estos problemas. Para determinar si las preocupaciones de las víctimas han cambiado a lo largo del tiempo, el estudio las dividió en dos categorías: todas las víctimas de violación vs. las víctimas que habían sufrido violación en los cinco años previos (1987-1991). Esto concluyó que los principales miedos de las víctimas son:
  • Que sus familiares sepan que han sido violadas: no cambia apenas en el tiempo. El 71% de las víctimas y el 66% de las violadas en los últimos cinco años tienen miedo de que su familia se entere.
  • Que la gente las culpe a ellas: esto no ha cambiado. De hecho, el 69% de todas las violadas y el 66% de las violadas en los últimos cinco años tienen miedo de que se las culpe a ellas.
  • Que el resto de la gente sepa que han sufrido una violación:  no hay una diferencia significativa. Al 68% del total y el 61% de las que fueron violadas en los cinco años anteriores les preocupa esto. 
  • Que los medios revelen su identidad: Las mujeres que fueron violadas en los cinco años anteriores al estudio tenían más miedo de que sus nombres fueran publicados en los medios (60% vs. 50%).
  • Quedarse embarazadas: el 61% de las víctimas recientes tenían miedo a haberse quedado embarazadas frente al 34% de todas las víctimas. 
  • Contraer una ETS (distinta del SIDA): las víctimas recientes estaban mucho más preocupadas por contraer una ETS que el total de las víctimas (43% vs. 19%).
  • Contraer SIDA: las mujeres que habían sido violadas en los últimos cinco años estaban cuatro veces más preocupadas que el total de víctimas por la posibilidad de contraer SIDA (40% vs. 10%). 
     El estigma de la violación persiste. Las víctimas están profundamente preocupadas por la posibilidad de que otros descubran que han sido violadas. La justicia debería asegurar que se mantenga la confidencialidad y el respeto que las víctimas necesitan.
      Traductora: Marina Liñán

      Publicado en la web de la Facultad de Medicina de Carolina del Sur.

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