¿POR QUÉ NO LES PASA NADA A LOS HOMBRES QUE MATAN MUJERES? ¿HAY ALGÚN TIPO DE AMNISTÍA PARA LA VIOLENCIA MACHISTA?
Los recortes en servicios contra la violencia doméstica, refugios y ayuda legal, han tenido como resultado un aumento de los niveles de riesgo para las mujeres víctimas.
El último censo de feminicidios en Reino Unido muestra que, a pesar de los últimos 50 años de campaña feminista contra la violencia machista, el número de mujeres y niñas asesinadas sigue aumentando. El reporte anual sobre dichos crímenes establece que, de las 149 mujeres asesinadas en 2018, 91 fueron asesinadas a manos de su pareja o expareja, 12 fueron asesinadas por su hijo o hijastro, 5 por un hijo político. De todas ellas, solo 9 fueron asesinadas por un extraño o alguien con quien no tenían relación alguna. Tres de los asesinos ya habían asesinado a otras mujeres antes.
Karen Ingala Smith, la fundadora del Contador de mujeres asesinadas, empezó a recopilar datos en enero de 2010. Empezó a hacerlo tras buscar información sobre la muerte de Kirsty Treolar, una mujer joven que había contactado con una asociación de ayuda contra la violencia machista en la que Ingala colaboraba. Más tarde, Kirsty fue asesinada por su novio. Una vez que empezó a recopilar datos, Ingala ya no pudo parar. Nadie hasta entonces se había tomado la molestia de hacerlo, a pesar de que la violencia machista mata, anualmente, 15 veces más que el terrorismo.
Como feminista, a menudo me preguntan por qué los hombres siguen eligiendo a las mujeres como víctimas. Nuestros logros han sido muy importantes: si no hubiera sido por el feminismo, la violación dentro del matrimonio en muchos países no sería un crimen, y no había leyes específicas contra la violencia machista. Pero, ¿por qué esto no ha conseguido que haya menos mujeres asesinadas?
En los últimos años se han cerrado muchos refugios de mujeres, o se han reformado debido a los recortes, siendo gestionados por gente inexperta en asuntos cruciales o factores de riesgo, o en saber por qué las mujeres maltratadas vuelven con un hombre violento. Los significativos recortes en ayuda legal también suponen una barrera para muchas mujeres que necesitan asesoramiento contra sus agresores, por ejemplo muchas migrantes que no tienen acceso a recursos públicos y se les deniega la entrada en los refugios. Y debido a la desastrosa reforma sobre la libertad condicional llevada a cabo por el anterior ministro de justicia, Chris Garling, muchos agresores con un historial de violencia grave contra las mujeres ahora son calificados como de medio o bajo riesgo y liberados de la cárcel.
Por ejemplo, en el caso de Lisa Skidmore, resultó brutalmente asesinada en 2016 por Leroy Campbell*, un depredador sexual que fue clasificado como de riesgo medio por el servicio de la condicional. Campbell tenía numerosos antecedentes, entre ellos violación, robo, e intento de estrangular a una mujer. Había sido liberado cuatro meses antes de asesinar a Lisa, después de cumplir 17 años por haber agredido a una mujer. Tan solo seis semanas antes de asesinarla, estando en libertad condicional, le dijo a su agente de la condicional que "le apetecía hacerlo otra vez".
El estrangulamiento fue la causa de la muerte en el 29% de feminicidios en 2018, comparado con el 24,9% que suponía entre los años 2009 y 2015. Del mismo modo, cada vez más abogados defensores utilizan la táctica de "estaban practicando sexo duro y se le fue un poco de las manos", alegando que la víctima consintió a realizar ciertas prácticas violentas y peligrosas, lo que resultó en su propia muerte accidental. Ocho de los asesinos de 2018 se defendieron de este modo. Una investigación publicada recientemente concluyó que más de un tercio de las mujeres de Reino Unido menores de 40 años habían recibido bofetones, estrangulamiento, escupitajos o arcadas no deseadas mientras tenían una relación sexual consensuada.
En cinco casos, asesinaron también a los hijos de la víctima. En otros doce casos, los niños fueron testigos del asesinato. El daño a esos niños es inconmensurable, y aun así, ¿dónde está el apoyo que se les debe prestar?
Debemos creer a las mujeres cuando dicen que temen por sus vidas. Es nuestro deber (de vecinos, amigos, familia, miembro y profesores) buscar señales de violencia machista y denunc. iarla. Pero también tenemos que admitir que las mujeres no solo están en peligro por sus parejas o exparejas. Muchas reciben acoso por parte de sus jefes o compañeros de trabajo, lo que acaba teniendo consecuencias nefastas para la víctima, y a pesar de ello, rara vez son juzgados o perseguidos. Todas estas mujeres murieron porque existe una especie de amnistía sobre la violencia machista. El índice de casos de violación con condena es bajísimo, solo un 1,4% de los que se denuncian. Las mujeres asesinadas por violencia machista nos dejan un importante mensaje. Sus cadáveres simbolizan la tiranía bajo la que viven todas las mujeres, en mayor o menor grado. Los responsables de sus muertes han cometido actos extremos de violencia patriarcal, y para otros hombres resulta fácil distanciarse de este tipo de violencia. Pero el hecho es que, mientras se tolere cualquier tipo de abuso contra las mujeres y niñas, las morgues seguirán siendo testigos de lo que conlleva dicha tolerancia.
*Leroy Campbell tenía 58 años en el año 2016. Había sido condenado en el año 2000 a cadena perpetua por varias violaciones, robos y varias agresiones sexuales violentas. Cuatro meses antes de asesinar a Lisa fue liberado gracias a la reforma de la condicional. La propia policía admitió que no habían hecho lo suficiente por proteger a Lisa, pues el mismo asesino había dicho que tenía peligro de recaer. Lisa, enfermera de 37 años, estaba en su casa cuando Leroy utilizó una escalera para entrar por la ventana, asesinarla, y después atacar también a su madre de 80 años. Posteriormente, trató de quemar la casa para borrar las pruebas. N. de la T.
Traductora: Marina Liñán
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