OBITUARIO: FATIMA AHMED IBRAHIM

Activista política por los derechos de las mujeres, se convirtió en la primera mujer que formó parte del Parlamento de Sudán.


     La feminista y activista política sudanesa Fatima Ahmed Ibrahim, que acaba de morir a los 88 años, era una fuerza de la naturaleza. Observarla en acción, infatigable, te hacía sentir muy pequeño. En un país en el que le ponían mala cara al más mínimo atisbo de convención social, fue una pionera en la lucha por los derechos de las mujeres, y en 1965, se convirtió en la primera mujer miembro del Parlamento de Sudán, después de participar en un movimiento democrático que derogó la ley marcial.
     Su activismo político no se podía separar de su feminismo, y viceversa. Pasó sus primeros años luchando contra el colonialismo británico en Sudán y el gobierno militar poscolonial de Ibrahim Abboud. Al mismo tiempo cofundó la Unión de Mujeres de Sudán, que hizo campaña por el sufragio femenino, por recibir una paga por maternidad y pensión para las mujeres.
     Ibrahim no confundió los valores sudaneses con la subyugación, ni consideró el feminismo como un concepto extranjero. Encontró el perfecto equilibrio entre el orgullo de su identidad y luchar por cambiar el status quo, y entendió que el cambio solo puede provenir de la cultura. Insistía en llevar el toub, una pieza larga de tela que se enrolla alrededor del cuerpo y sobre la cabeza, pero nunca consintió prácticas religiosas que privaran a las mujeres de sus derechos básicos. 
     Nació en la ciudad de Omdurman, hija de Aisha Mohamed Ahmed Fadl, que era licenciada (algo fuera de lo normal) y Ahmed Ibrahim, imán y profesor. En el instituto de Omdurman creó un periódico estudiantil llamado Elra'edda, que se posicionaba contra el gobierno colonialista británico de la época. Cuando el instituto canceló las clases de ciencias para mujeres, lideró una protesta para que las reiniciaran. A los 14 años fundó la Asociación de Mujeres Intelectuales, que luchaba contra los esfuerzos británicos para limitar el papel de la mujer en la sociedad sudanesa. 
     Aunque Fatima aprobó el Examen de Certificado de Cambridge y fue admitida en la Universidad de Khartoum, su padre le prohibió ir a la universidad, y se hizo profesora. Influenciada por su hermano mayor, se unió al Partido Comunista  Sudanés cuando tenía 19 años. En aquel momento era el único partido que permitía afiliarse a mujeres y lideraba el activismo político del país. Cofundó la Unión de Mujeres de Sudán en 1952, y fue elegida presidenta de la misma en 1956. También fue editora hefe de la revista Sawt al-Mara, que jugó un papel fundamental en la resistencia. Después de la revolución de octubre de 1964, que derrocó el régimen de Abboud y reinstauró el gobierno constitucional, las mujeres pudieron votar y presentarse a las elecciones, y fue entonces cuando Ibrahim se convirtió en la primera mujer del Parlamento. En 1968 la mayoría de los derechos de las mujeres por los que había luchado fueron aprobados: derecho a trabajar en cualquier campo, igualdad de salario, guarderías y derecho a las mujeres para acceder a educación superior. 
     En 1969 se casó con el unionista AlShafie Ahmed Alshiekh. El mismo año, un golpe de estado liderado por Jaafar Nimeiri derrocó al gobierno, y, tras una breve alianza con los comunistas, Nimeiri practicó una purga entre sus altos cargos. Entre los ejecutados estaba el marido de Ibrahim. Ella pasó los siguientes años en la cárcel o bajo arresto domiciliario, y solo tuvo libertad de movimiento cuando Nimeiri fue derrocado en 1985.
     Pero su libertad no duró mucho. En 1989, otro golpe de estado liderado por Omar al-Bashir instauró una dictadura militar islámica que básicamente desmanteló violentamente los derechos sociales. El Partido Comunista, que era aconfesional y, por tanto, no islámico, recibió un trato durísimo. Ibrahim fue perseguida y arrestada de nuevo. Tras su liberación, en 1990, solicitó asilo en el Reino Unido, donde se reunió con su hijo, Ahmed, médico, y continuó haciendo campaña por los derechos humanos. Inauguró la rama londinense de la Unión de Mujeres Sudanesas, y fue elegida presidenta de la Federación Internacional Democrática de Mujeres.
     En 1993 recibió un premio de la ONU por sus logros en el campo de los derechos humanos, y en 2006 el premio Ibn Rushd de libertad de pensamiento. Volvió al parlamento de Sudán en 2005, presionando a Bashir para reformarlo. Sin embargo el país sigue siendo una dictadura militar, y Fatima se retiró de la política en 2007.
     Está claro que no hay sucesora y esto es emblemático de la dictadura de Bashir. Casi 30 años después de abandonar Sudán, las mujeres aún sufren el látigo de las leyes de orden público. Sin embargo, su muerte ha inspirado nuevas protestas (ver vídeo) y quienes lloraron en su funeral gritaron eslóganes en contra del gobierno actual, e incluso expulsaron a sus representantes del funeral. 
     Su hijo Ahmed la sobrevive.
     Fatima Ahmed Ibrahim, política y activista por los derechos humanos, nacida el 20 de diciembre de 1928, fallecida el 12 de agosto de 2017.

Traductora: Marina Liñán  

Traducido del artículo original de The Guardian  publicado el 21 de agosto de 2017

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