JUEVES POR LA TARDE EN EL BURDEL (extracto del diario personal de una prostituta)

     Este texto es la entrada de un diario del año 2005, cuando Huschke aún no se llamaba Huschke, vivía en un burdel y se llamaba Svenja, o Charlotte, o lo que fuera.


     ¿Por qué me rompí del todo ayer, por qué me hundí y quise rendirme?
     Quizá no puedo seguir trabajando en esto, quizá no puedo sobrellevar más este sistema en el que viejos verdes se follan a niñas, de hecho, básicamente las rompen, en todas las formas que les apetece -porque, igual que sucedía en el pasado, chicas que estaban "manchadas" o "deshonradas" solo podían acabar en la prostitución (práctica habitual en la Edad Media) y después de manchadas, total, ¿qué más da?- así que, hoy día, las hijas son abusadas por sus padres, hermanos, abuelos, y tíos, y lógicamente, acaban entrando en este negocio y las vuelven a tratar como a basura, las discriminan y abusan de ellas. 
     Hago responsable, en parte, al estado alemán de mi miserable condición, ya que no necesariamente conceden una oportunidad, una segunda oportunidad, al menos, a una niña que ha sido maltratada, abusada, una niña "social" que tiene que empezar una nueva vida en ciertas circunstancias que no puede cambiar. Por esta misma condición miserable en la que me encuentro, muchos hombres y el propio sistema patriarcal han sacado beneficio: mis clientes, mi chulo y el estado alemán. La sociedad me ha usado y desechado, como si fuera culpa mía el haber sido maltratada, y ahora estoy fuera de juego. Cualquiera puede hacer conmigo lo que le plazca, todo el mundo puede follarme si quiere. Bueno, no todo el mundo, solo los que pagan, y les encantaría poder tener todos mis agujeros a su disposición, y, por supuesto, los caballeros del IRS (oficina de cobro de impuestos) también quieren su parte, además de mi chulo, cuya casa, Jeep, Mercedes clase S, mantengo a base de follar, y claro, él también puede follarme cuando le dé la gana, no hace falta ni decirlo, no hay más que ver cómo trata a mis compañeras, como para decirle que no.
     Los puteros también se benefician a lo grande, consiguen más de lo que se supone que pueden conseguir, pero por Dios bendito, ¿qué se supone que no puedes hacer con alguien que chupa tantas pollas? Alguien que, según la lógica del putero, tiene que estar cachonda todo el día y precisamente por eso debe ser castigada, que probablemente lo único que necesita es un buen polvo. Porque eso exctamente es lo que piensan de nosotras, eso es lo que representamos, cada día. Todos los días se nos vienen a quejar sobre otras putas que no les siguen el rollo, y, o somos como ellas (y no ganamos un euro) o escuchamos sus odiseas en otros burdeles y sobre todas las chicas horribles en ellos que no sirven ni para follártelas, y así conseguimos que al menos nos alaben un poco. Duele tanto que ni te lo imaginas.
     Primero te empiezan con lo de que no haces lo suficiente, y se enfadan: "¿Qué? ¿No haces francés natural? Pero si es algo de lo más normal. Es que si no casi ni lo siento, y tampoco es divertido para ti con esa goma" (¿qué diversión se supone que voy a obtener, creen que prefiero que me llene la boca del esperma salido de una polla sin lavar? Con goma, sin duda). "Te gusta tragártelo, ¿no? es parte del rollo, ¿no? ¿Qué? ¿que no haces anal? ¿por qué no? seguro que está bien, lo que pasa es que no lo has probado" (claro, seguro que PARA TI está bien, y no, no quiero probarlo porque me causa mucho dolor, no te has parado a pensarlo, claro) para nosotras no existe lo de No es no: "bueno, si no hacemos anal, al menos puedo jugar un poco ahí, ¿no?" y lo hacen y al final te acaban metiendo un dedo por el culo. Y sigue la discusión: ¿qué quieres decir con eso de que no besas? Ni siquiera sabía que no besáis, ¿por qué no? No lo entiendo" exacto, ¿por qué no ibas a creer que tienes derecho a exigir que te bese, que tienes la posesión de cada centímetro de nosotras, puesto que ya has conseguido casi todo de todas formas? "Todo el mundo besa mientras folla, puedo correrme en tu barriga, en tus tetas, en tu cara o en tu coño. ¿Cómo que no? no te vas a quedar embarazada, y como puedes ver, estoy sano" (sí, eso te lo dicen una y otra vez) "¿puedo restregar mi polla sin condón en tu coño para juguetear, no va a pasar nada, es que si lo hago todo con condón es muy impersonal."
     Así de alegremente prueban nuestros límites cada vez. Si hay algo que aprendí cuando tuve que "ampliar" mis servicios para poder ganar algo y no morirme de hambre, es que nunca es suficiente. Nunca haces lo suficiente. La chupas desnuda y te lo tragas, besas, y entonces te piden meterte el puño, correrse en tu cara después de un anal, o estrangularte. Ofrece eso, y entonces lo que querrán será mearte en la boca, que les lamas el ano o llevarte a un punto límite estrangulándote, o hacer que vomites tras hacer "garganta profunda". Y todo eso, si puedes, mientras te meten consoladores porque les da la gana, a veces con lubricante, a veces sin siquiera preguntar o dando por hecho que no es necesario, porque total, como estoy cachonda a todas horas... Lo mejor que puedo hacer es decirles que nunca he conocido a nadie como ellos. Me suelen decir que eso es justo lo que querían, que soy una fiera (he actuado como una principalmente por el dolor, en realidad, el físico y el emocional).
     ¡Y madre mía cuánto se quejan! Dios, es una tortura. Primero, tardan un montón en encontrar a una chica a la que puedan aguantar y que no se ponga "cabezota" (por ejemplo, que no se niegue a ciertas prácticas sexuales). Más le vale estar cachonda como una perra todo el día, vestir ajustada, por supuesto ser guapa, de lo contrario ni siquiera se plantean abusar de ella, ni siquiera la aceptan. La mayoría de estos puteros ni siquiera merecen que los mires dos veces, pero resulta que a veces mis tetas son demasiado pequeñas para ellos, o no les gusta que haga el francés con condón, o no les gusta mi color de pelo, o lo que sea. A veces ni siquiera parezco lo bastante "alemana" para ellos.
     Pero cuando por fin "acceden" (sí, eso es exactamente lo que creen) a follar conmigo, quieren que les haga de todo, y campanitas, y fuegos artificiales, quieren ser el rey, ¿alguna vez he visto a alguno como él, que me lo haga como él, que lo haga BIEN de verdad? Tengo que oír cosas tipo "soy bueno en la cama, ¿a que sí? tendrías que pagarme tú a mí" o "venga, no estoy mal, podemos hacerlo por 80, ¿no?"
     Lo más degradante es cuando tengo que fingir un orgasmo. Sucias putas, eso es lo que somos, no merecemos nada mejor, pero todo el mundo nos necesita para meternos la polla, y todo el mundo se beneficia de nosotras. Creo que esa es justo la cima del capitalismo.
     Luego quieren irse a toda prisa, una vez que se han corrido, pero aún tengo que escuchar más quejas "no es fácil para mí tampoco, para mí supone un conflicto, es solo que mi mujer no está abierta a hacer estas cosas" un poco de autocompasión, remodimiento fingido, un azotito en el culo y "ya nos veremos". Un  gran espectáculo, una película épica. Ese es el precio que pagan por su derecho a usar la institución de la prostitución, y, (esto hay que decirlo alto y claro) disfrutan pagando por ese derecho, porque el precio es irrisorio, lo único más irrisorio que nosotras, las putas.
     Ya basta por hoy. No podría hacerme otro cliente hoy, me duele muchísimo. Ser esto, abrirme a esto, es mortal. Me libera contarlo, pero tengo miedo otra vez a que llegue el lunes, porque entonces no puedo estar tan vulnerable como ahora, entonces tengo que olvidar todo lo que sé sobre el abuso si no quiero que otra vez maten parte de mi alma.

13 de enero de 2005

Traductora Marina Liñán







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