16 MUJERES DE VANCOUVER SE ENFRENTAN A QUEJAS POR VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS POR NEGARSE A DEPILAR LOS GENITALES MASCULINOS DE UNA MUJER TRANSGÉNERO

El individuo anónimo, JY, ha presentado 16 quejas diferentes en el Tribunal de Derechos Humanos después de que se negaran a depilarle los genitales al estilo brasileño en negocios que solo atienden a mujeres.

  
    JY se identifica públicamente como mujer, pero todavía conserva su anatomía masculina. En los últimos meses, acudió a 16 negocios de estética de Vancouver que solo atienden a mujeres, pidiendo que le hicieran la cera al estilo brasileño en la zona del bikini.
     Si queremos ser políticamente correctos, diríamos que estas 16 esteticistas solo depilan a "mujeres sin pene".
     Además de la elección legítima de una esteticista mujer de atender solo a mujeres, hay otras consideraciones prácticas que llevan a las esteticistas a proporcionar ciertos servicios, pero no todos. El procedimiento para depilar a un hombre es muy distinto, se usa una cera diferente y una técnica diferente.

El demandante podría conseguir 35.000 dólares con estas denuncias
     A pesar del hecho de que JY puede conseguir un depilado masculino en Vancouver, ha presentado 16 quejas contra estas mujeres en el Tribunal de Derechos Humanos, alegando discriminación en base a "identidad de género".
    El Centro de Justicia ha contactado con solo dos de las 16 mujeres y ha ofrecido representación legal a ambas, sin cargo.
     Una de ellas, Shelah Poyer, es una madre soltera que trabaja fuera de casa. JY propuso retirar la demanda a cambio de 2.500 dólares.
     En caso de que JY esté pidiendo sumas similares a otras 14 mujeres, puede llegar a percibir hasta 35.000 dólares por retirar las denuncias.

Los abogados tienen miedo de representar a quienes se enfrentan a quejas por discriminación de identidad transgénero.
     Para las mujeres sin representación legal, la tentación de llegar a un acuerdo es muy fuerte. Luchar contra una demanda por discriminación y llegar a tener una audiencia costaría a cada una de las esteticistas unos 20.000 o 30.000 dólares.
    Es más, quienes se enfrentan a una demanda por discriminación por "identidad de género" lo tienen muy difícil para conseguir representación legal.
   Una de las mujeres representadas por el Centro de Justicia había contactado anteriormente con 26 abogados y bufetes distintos, y todos habían rechazado representarla. Todos ellos alegaron falta de experiencia en procedimientos relacionados con los Derechos Humanos, o miedo de ofender al lobby transgénero, o ambas cosas.
    En septiembre de 2018, informamos a JY de nuestra intención de aportar testimonio de un experto en el próximo juicio contra Shelah Poyer.  
   Un profesional que proporciona depilaciones para hombres está dispuesto a explicar ante el Tribunal de Derechos Humanos por qué el método que utiliza es distinto del que se aplica sobre las mujeres.
   También solicitamos al Tribunal revertir la orden que prohíbe publicar el nombre de JY, para favorecer un proceso legal limpio.
     Una vez que JY supo que Shelah Poyer tenía representante legal, y que iba a llegar a juicio, retiró la demanda. No tuvo lugar ni siquiera una vista oral.

Abuso del sistema legal
   El proceso legal es abierto al público. Cuando la gente abusa del sistema judicial presentando quejas o demandas carentes de sentido, o sean frívolas o maliciosas, el mejor desinfectante es la luz del sol.
     Por ejemplo, una organización o corporación poderosas podrían emprender una acción difamatoria sin base jurídica contra una crítica, con el fin de silenciarla.
     El propio Tribunal de Derechos Humanos ha llegado a decir que la receptividad de los juzgados es "la piedra angular de nuestro sistema judicial", dándose cuenta de que las otras 14 denunciadas que tienen interés en seguir el progreso y resultados de las quejas de JY, no podrán hacerlo si el nombre de JY sigue oculto.
     JY se presentó ante las esteticistas como una mujer. Sin embargo, en la página web de su empresa, se refieren a JY como "ella" pero mencionan su nombre masculino así como el femenino: JY admite que, públicamente, usa su nombre de mujer cuando va a un gimnasio solo para mujeres.
     A pesar de todos estos hechos, el Tribunal aún no ha revertido la orden que dio el 21 de junio de 2018 de mantener anónimo el nombre de JY.
     14 mujeres se enfrentan a demandas relacionadas con los derechos humanos, aisladas y solas, y no pueden seguir lo que debería ser un proceso público de sus demandas presentadas por la misma persona.
     Es más, el Tribunal, por ahora, ha rechazado informar a estas 14 mujeres de que pueden obtener representación legal del Centro de Justicia sin cargo.
     Y sin representación legal, lo más probable es que la mayoría de estas 14 mujeres vayan a pagar a JY a cambio de llegar a un acuerdo, para evitar llegar a un proceso judicial estresante.
     JY se está beneficiando injustamente de la orden de anonimato emitida por el Tribunal, y de que el Tribunal no informe a estas mujeres de la posibilidad de obtener representación legal gratuita.

El abogado John Carpay es el presidente del Centro de Justicia de Libertades Constitucionales que defendió a Shelah Poyer en el caso contra JY.

Traductora: Marina Liñán 

Escrito por John Carpay, publicado el 6 de noviembre en The Post Millenial.

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