ACABO DE CONOCER A UNA MUJER QUE FUE TRAFICADA POR TODA EUROPA SIN SABERLO. ESTA ES SU HISTORIA.

Las mafias de trata se fijan en niñas y adultas de todos los tipos demográficos, no importa su nivel académico, edad o estilo de vida.


     Desde el año 2015 la cuestión de la trata humana y la esclavitud forzada cada vez está más incrustada en la conciencia pública. Sin embargo, cuando pensamos en la "típica víctima", ¿quién nos viene a la cabeza? ¿chicas que huyen de casa, y que nadie echa de menos hasta que es demasiado tarde? ¿jovencitas atrapadas? ¿chicas vulnerables que caen en las redes de bandas criminales? ¿o podría ser alguien como tú?
     Las mafiase fijan en niñas y adultas de todos los rangos demográficos, no importa su nivel académico, estilo de vida o edad. Esto fue lo que descubrió horrorizada Natasha, una joven a la que conocí hace poco.
     Imagina que acabas la universidad, te vas de vacaciones a conocer a la familia de tu novio, y te encuentras con que él te ha traicionado, estás en un burdel a más de 2.000 Km de tu casa y te obligan a prostituirte. Esto es exactamente lo que le ocurrió a Natasha, y quiere compartir su historia para dejar claro que cualquiera puede se manipulada por los traficantes de personas.
     Hace dos años, a los 21, estaba acabando la carrera en Albania. Llevaba un tiempo saliendo con un compañero de facultad, Peter, y estaba deseando viajar a Bélgica para conocer a la familia de él. Era la primera vez que iba a salir de Albania, el plan era pasar unasemanas por Europa y conocer a la familia de su novio, con vistas a una futura boda. Poco podía imaginar Natasha que iba a pasar el siguiente año obligada a prostituirse.
     Lo que le ocurrió a esta chica no es raro, en absoluto. Las cifrason escalofriantes. En los últimos cinco años, 89 millones de personas han experimentado algún tipo de esclavitud sexual, según publica la Organización Internacional Laborista en un informe de 2017. Ese mismo informe reporta que en el año 2016, 40 millones de personas fueron víctimas de esclavitud moderna. De esta cifra, el 71% son mujeres y niñas.
     Aunque lleva un año en Gran Bretaña viviendo tranquila y segura, Natasha aún se traga las lágrimas cuando revive su calvario. Nos cuenta lo que le pasó con agotamiento: "He intentado borrarlo de mi cabeza mil veces, pero siempre vuelve."
     Cuando llegó a Bélgica, Peter la llevó a casa de un amigo: "me dijo: yo no voy a volver. Te vas a quedar aquí, y ya verás lo que pasa después."
     Peter se fue y no volvió a verlo jamás. 
    Esa misma noche, la llevaron a una habitación con un hombre al que no había visto antes. Ese fue su primer cliente. Al principio estaba en shock, pero al poco tiempo empezó a deprimirse y perder la esperanza. Al mismo tiempo que se iban sus puteros, se iba la esperanza. Intentó controlar la situación dejando de cuidarse, para que los puteros no la eligieran a ella cuando llegaban a la casa. 
    Meses más tarde, descubrió que estaba embarazada. Aterrorizada, se dio cuenta de que era muy tarde para abortar. Los proxenetas le dijeron que seguiría trabajando después de que naciera el bebé. 
    "Tenía que hacer algo para salir de aquello", dice. "Lo único que tenía en la cabeza era salir de aquel lugar. Habría hecho cualquier cosa para no tener que volver a pasar por todo aquello."
    Una noche de verano, cuando estaba embarazada de siete meses, se le presentó la oportunidad de escapar. Sus "compañeros de piso" estaban distraídos, y Natasha se las arregló para huir del burdel. Agarró lo que pudo, y, tras caminar una hora, consiguió que un camionero la ayudara. Le dijo que no le importaba a dónde la llevara, solo quería irse.
     Horas después, bajó del camión y vio que estaba en Gran Bretaña. No recuerda dónde se bajó, pero cree que tuvo suerte de que la ayudara. Cuando se acuerda, se viene abajo. "Lo que había visto en televisión sobre el Reino Unido... estaba lejos, muy lejos de mi casa, de mi familia, pensaba en ellos y en mi bebé."
     El bebé nació sano dos meses después de su huida. Han pasado 18 meses desde que Natasha logró escapar, y, después de recibir ayuda de Hestia, una organización que trata con víctimas de la esclavitud moderna, junto con la Armada de Salvación, ha empezado a reconstruir su vida en un ambiente seguro. Tiene miedo de reecontrarse con su familia en Albania, teme que la puedan juzgar.
     Natasha no puede trabajar, pues está esperando una decisión sobre su solicitud de asilo, así que su futuro no está claro. 
     Aun así, a pesar de su vulnerabilidad, Natasha ha decidido contar su historia para que todo el mundo sepa que no importa de dónde venga, cualquiera puede ser víctima de la trata. 

Traductora: Marina Liñán

Escrito por Louise Hulland, publicado en The Independent el 11 de febrero de 2018

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