POR FAVOR, NO VIOLES, ¿VALE? ¡MIL GRACIAS!
"Al principio pensé que era una broma"
Cuando estas palabras aparecen en los comentarios de cualquier post o artículo de internet sobre feminismo, suele ser una mutación de la Ley de Godwin. En ese momento sabes que es mejor parar, soltar una réplica amenazadora que no va a leer nadie, y salir pitando.
Esto de "la broma" - una variante de la Ley de Godwin que indica la implosión del discurso - es el poco ingenioso mantra de los hombres liberales que se sienten tan insultados por las feminazis que no pueden evitar intentar reducir el feminismo a una simple broma entre machos.
Lo de "la parodia" apareció de forma natural en los comentarios de este artículo. Mi interesante réplica no fue publicada porque no tengo cuenta en Facebook, así que no me quedó más remedio que publicarla en este blog.
Ah, los blogs, qué gran idea.
En fin, dicho artículo, escrito por J. A. McCarroll y publicado en el Huffington Post toca un tema que el autor denomina "feminismo de los tíos". Espera, que yo no me he enterado. ¿Existe de verdad el "feminismo de tíos"? Como quiera que lo llames, en sí mismo es tan antiguo como el género binario. Aquí hago referencia a esa necesidad de las feministas de apaciguar a los posibles aliados esforzándonos (equivocadamente) en parecer solícitas y no unas odia-hombres.
Ah, los blogs, qué gran idea.
En fin, dicho artículo, escrito por J. A. McCarroll y publicado en el Huffington Post toca un tema que el autor denomina "feminismo de los tíos". Espera, que yo no me he enterado. ¿Existe de verdad el "feminismo de tíos"? Como quiera que lo llames, en sí mismo es tan antiguo como el género binario. Aquí hago referencia a esa necesidad de las feministas de apaciguar a los posibles aliados esforzándonos (equivocadamente) en parecer solícitas y no unas odia-hombres.
En el artículo, J. A. McCarroll califica de problemática esta moda de los eslóganes reafirmantes de la masculinidad tipo "los hombres de verdad no violan".
Resulta que J. A. McCarroll es un tío, pero por ahora (y seguro que me arrepiento) vamos a obviar este dato, a pesar de que, estadísticamente, lo más probable es que este tipo publique rollos feministas en internet para pillar cacho.
El problema de la frase "los hombres de verdad no violan", tal como el autor deja entrever, es que transforma los intereses de las mujeres en una sutil afirmación de la masculinidad, la cual, según los Acuerdos Globales del Correcto Uso de la Mujer* es la autoridad moral predominante en el mundo.
El hilo común de estos comentarios es que los hombres PUEDEN violar, maltratar, comprar, piropear a una mujer o lo que sea, pero no DEBERÍAN. Se dice que los hombres no deberían maltratar a las mujeres, pero no porque las mujeres tengan derechos, sino porque hay otros hombres que se lo hacen a SUS mujeres y es terrible. Parece que entonces los hombres automáticamente tienen un lugar provilegiado en el movimiento feminista simplemente por no ser tan terribles y así poder ser elogiados por ello.
En vez de desmontar el concepto de "los hombres de verdad" .- una idea de la hipermasculinidad que necesita obligatoriamente de la idea de la debilidad femenina para tener significado - lo de "los hombres de verdad no violan" solo sirve para reafirmar su status quo. Dicho status quo es ese en el que los hombres perserveran en la idea de ser los humanos estándar, que se contienen de violar o aprovecharse de la mujer por el único motivo de que nobleza obliga. "Los hombres de verdad no violan", de hecho, es un simple aviso de su caballerosidad. Y la caballerosidad, dirán las feministas con una media sonrisa, no es más que la forma que tienen los tíos de definir a las mujeres y los niños como indefensos, débiles, una versión degradada de los propios hombres, incapaces de sobrevivir sin la protección galante de un hombre. Dicho de otro modo, el código medieval de la caballerosidad servía para disfrazar su belicosidad de honor y así justificar que guardaran a sus mujeres como si fueran bienes muebles. La caballerosidad es una gran campaña de márketing para promover la promiscuidad masculina a costa de una feminidad forzada.
"Pero Twisty, ¿por qué eres tan dura con esta campaña antiviolaciones? Al menos lo intentan"
Vale. Manteniendo mis cansinos requerimientos feministas y relajando los estándares necesarios para que yo os dé un sobresaliente en esfuerzo reconozco que cualquier campaña "los hombres de verdad no violan" es mejor que ninguna campaña, o mejor que la universal aceptación de la cultura de la violación, que parece ser la única corriente alternativa.
Pero espera. La caballerosidad no supuso un camino para la liberación la primera vez, y tampoco lo va a ser ahora. Esto es porque la caballerosidad ama la masculinidad, y la masculinidad es solo una forma de justificar la misoginia. Envolver la caballerosidad en el halo idealista de un código de honor deja a la mujer sin recursos más allá de conformarse con la feminidad, resultando esto en una dependencia continuada de la magnanimidad del opresor.
Definir la liberación de la mujer en términos de los intereses masculinos siempre es una técnica revolucionaria imperfecta. Si actuamos como tranquilas damiselas que se desmayan en el sofá, únicamente para asegurar a los nerviosos hombres cishetero que su complicidad es aceptada solo porque se contienen de comportarse como bárbaros, estamos suplicando: "aceptamos tu masculinidad pero, por favor, si no es inconveniente, ¡no nos violes, hombre de verdad!".
Todos los comentarios al artículo referido anteriormente, ¡oh, sorpresa!, eran de hombres ofendidos que se sentían insultados por la absurda insinuación de que los hombres se benefician de la opresión de la mujer. Y los que decían considerar a "sus mujeres" como iguales se preocupaban por si un ataque a la masculinidad - el lugar donde se guarda el derecho masculino de lo que les dé la gana -dará lugar al temido matriarcado.
Qué ironía. Aquellos que temen el matriarcado, obviamente, no tienen ni idea de lo despreciable que es el patriarcado. Y aun así, si para cambiarlo propones derechos humanos básicos para las mujeres, no te esfuerces en ir a los comentarios del Huffington Post a explicarlo.
Para librarnos de las violaciones, tenéis que libraros de vuestra masculinidad. ¡Chúpate esa, Chico Parodia!
Traductora: Marina Liñán
*Acuerdos Globales del Correcto Uso de la Mujer: lo que comúnmente llamamos "patriarcado" (N. de la T.)
Texto original publicado por Twisty en mayo, 2014
http://blog.iblamethepatriarchy.com/2014/05/04/please-dont-rape-ok-thanks-awfully/
El problema de la frase "los hombres de verdad no violan", tal como el autor deja entrever, es que transforma los intereses de las mujeres en una sutil afirmación de la masculinidad, la cual, según los Acuerdos Globales del Correcto Uso de la Mujer* es la autoridad moral predominante en el mundo.
El hilo común de estos comentarios es que los hombres PUEDEN violar, maltratar, comprar, piropear a una mujer o lo que sea, pero no DEBERÍAN. Se dice que los hombres no deberían maltratar a las mujeres, pero no porque las mujeres tengan derechos, sino porque hay otros hombres que se lo hacen a SUS mujeres y es terrible. Parece que entonces los hombres automáticamente tienen un lugar provilegiado en el movimiento feminista simplemente por no ser tan terribles y así poder ser elogiados por ello.
En vez de desmontar el concepto de "los hombres de verdad" .- una idea de la hipermasculinidad que necesita obligatoriamente de la idea de la debilidad femenina para tener significado - lo de "los hombres de verdad no violan" solo sirve para reafirmar su status quo. Dicho status quo es ese en el que los hombres perserveran en la idea de ser los humanos estándar, que se contienen de violar o aprovecharse de la mujer por el único motivo de que nobleza obliga. "Los hombres de verdad no violan", de hecho, es un simple aviso de su caballerosidad. Y la caballerosidad, dirán las feministas con una media sonrisa, no es más que la forma que tienen los tíos de definir a las mujeres y los niños como indefensos, débiles, una versión degradada de los propios hombres, incapaces de sobrevivir sin la protección galante de un hombre. Dicho de otro modo, el código medieval de la caballerosidad servía para disfrazar su belicosidad de honor y así justificar que guardaran a sus mujeres como si fueran bienes muebles. La caballerosidad es una gran campaña de márketing para promover la promiscuidad masculina a costa de una feminidad forzada.
"Pero Twisty, ¿por qué eres tan dura con esta campaña antiviolaciones? Al menos lo intentan"
Vale. Manteniendo mis cansinos requerimientos feministas y relajando los estándares necesarios para que yo os dé un sobresaliente en esfuerzo reconozco que cualquier campaña "los hombres de verdad no violan" es mejor que ninguna campaña, o mejor que la universal aceptación de la cultura de la violación, que parece ser la única corriente alternativa.
Pero espera. La caballerosidad no supuso un camino para la liberación la primera vez, y tampoco lo va a ser ahora. Esto es porque la caballerosidad ama la masculinidad, y la masculinidad es solo una forma de justificar la misoginia. Envolver la caballerosidad en el halo idealista de un código de honor deja a la mujer sin recursos más allá de conformarse con la feminidad, resultando esto en una dependencia continuada de la magnanimidad del opresor.
Definir la liberación de la mujer en términos de los intereses masculinos siempre es una técnica revolucionaria imperfecta. Si actuamos como tranquilas damiselas que se desmayan en el sofá, únicamente para asegurar a los nerviosos hombres cishetero que su complicidad es aceptada solo porque se contienen de comportarse como bárbaros, estamos suplicando: "aceptamos tu masculinidad pero, por favor, si no es inconveniente, ¡no nos violes, hombre de verdad!".
Todos los comentarios al artículo referido anteriormente, ¡oh, sorpresa!, eran de hombres ofendidos que se sentían insultados por la absurda insinuación de que los hombres se benefician de la opresión de la mujer. Y los que decían considerar a "sus mujeres" como iguales se preocupaban por si un ataque a la masculinidad - el lugar donde se guarda el derecho masculino de lo que les dé la gana -dará lugar al temido matriarcado.
Qué ironía. Aquellos que temen el matriarcado, obviamente, no tienen ni idea de lo despreciable que es el patriarcado. Y aun así, si para cambiarlo propones derechos humanos básicos para las mujeres, no te esfuerces en ir a los comentarios del Huffington Post a explicarlo.
Para librarnos de las violaciones, tenéis que libraros de vuestra masculinidad. ¡Chúpate esa, Chico Parodia!
Traductora: Marina Liñán
*Acuerdos Globales del Correcto Uso de la Mujer: lo que comúnmente llamamos "patriarcado" (N. de la T.)
Texto original publicado por Twisty en mayo, 2014
http://blog.iblamethepatriarchy.com/2014/05/04/please-dont-rape-ok-thanks-awfully/
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