¿POR QUÉ TODO EL MUNDO ESPERA QUE LAS MUJERES SIEMPRE SONRÍAN?

     
     ¿Algún desconocido te ha dicho recientemente que sonrías? ¿O que serías mucho más guapa si sonrieras? El hecho de que muchos hombres se crean con derecho a decirnos cuándo sonreír o no no es una novedad, pero volvió a ser el centro de atención hace unos días, cuando el presidente Trump distinguió a Caitríona Perry, la jefa de prensa de RTÉ News, por su "preciosa sonrisa" y le dijo al presidente de Irlanda "apuesto algo a que te trata bien". Esto simplemente nos sirvió para recordar que, en nuestra cultura, la sonrisa de una mujer normalmente no significa solo una sonrisa; a menudo es considerada un signo de sumisión, docilidad, intento de agradar, cooperación y/o falta de enfado o cualquier otra emoción "problemática".
     Pero esto no siempre fue así. De hecho, en el pasado cuando una mujer sonreía se la consideraba problemática y retorcida. Pero ya en el siglo XX, en los Estados Unidos, que una mujer sonriera era el paradigma de la docilidad femenina. ¿Cómo se llegó a este cambio y por qué tantos hombres creen que tienen derechos a exigirte que dejes de fruncir el ceño?

En el pasado, una mujer que sonreía era considerada peligrosa y depravada

     La sociedad occidental no siempre ha preferido a las mujeres sonrientes. De hecho, la idea de que las mujeres deben sonreír todo el tiempo es bastante reciente. En el pasado, se las consideraba sospechosas o pecadoras. De hecho, en la Edad Media, la risa femenina era vista como un signo de predisposición del cuerpo al pecado. Un libro alemán del siglo XIII preguntaba "¿por qué debería una mujer sonreír a un hombre con mirada juguetona cuando este la salude?". Por qué, sin duda, me pregunto yo. Durante ese periodo las únicas mujeres a las que se permitía sonreír en público eran aquellas conocidas por su castidad y pureza. Por ejemplo, las imágenes de la Virgen María del siglo XIII sonriendo al niño Jesús eran habituales. Aparte de eso, sonreír se consideraba algo peligroso y degradante para la mujer.
     Esto no se debía únicamente a un pensamiento sexista sobre los pecados carnales de la mujer, era también la idea sexista de la inconstancia y la irracionalidad de las mujeres. "El hombre tiene una sonrisa, la mujer tiene mil" escribió Ernest Legouvé a principios del siglo XIX, haciéndose eco de lo que la gente había creído durante siglos.
     Muchos de los prejuicios masculinos de aquella época sobre las sonrisas femeninas son visibles en las críticas al famoso cuadro de Da Vinci, La Mona Lisa. Un crítico de arte escribió que su sonrisa albergaba "los instintos de conquista, de ferocidad, de la herencia de todas las especies, la voluntad de seducir, el encanto del engaño, la amabilidad que esconde un propósito cruel", mientras otro llegó a decir que "la sonrisa está llena de atractivo, pero es el atractivo engañoso de un alma enferma que representa esa enfermedad". Ya que las mujeres de la época, si sonreían, eran consideradas exageradamente seductoras, deshonestas, bebedoras, maleducadas o que intentaban conseguir poder, ser retratada por un pintor sonriendo era sin duda un signo de tener algunas o todas estas cualidades, era signo de clase baja o voluptuosidad.

Con el paso del tiempo, las mujeres ricas podían sonreír, pero no sin ser criticadas

     La sonrisa femenina realmente empezó a ser tímidamente aceptada a partir de finales del siglo XVIII, cuando en los cuadros se pintaba a las mujeres de la aristocracia sonriendo ligeramente. Según escribe Colin Jones en La revolución de la sonrisa, fue la artista Élisabeth Louise Vigée Lebrun quien dio el paso definitivo: en 1787 publicó un autorretrato en el que sonreía y se le veían los dientes. Hoy ese autorretrato nos parece recatado, pero cuando fue desvelado provocó una "repulsa universal" según las palabras de un escritor de aquella época. A pesar de unos pocos avances, la sonrisa femenina aún seguía causando conmoción. Una de las primeras películas mostradas en público, "El beso" de 1896, causó un tremendo escándalo en parte porque mostraba a una mujer sonriente besando a su novio. Todavía era muy estrecha la relación entre la sonrisa y un comportamiento escandaloso.

La publicidad ayudó a normalizar la sonrisa femenina

     Salir sonriendo en fotografías o retratos era normal en ambos sexos según iba avanzando el siglo XX, pero las campañas publicitarias jugaron un papel principal en hacer que las sonrisas femeninas dejaran de ser un tabú. Según revelaba un artículo del Washington Post, "la sonrisa fotográfica (...) era un subproducto de una cultura publicitaria cada vez más sofisticada que trataba de contar historias alegres sobre los productos anunciados". Esta atmósfera finalmente creó las condiciones necesarias para que la sonrisa de la mujer fuera aceptada poco a poco. La Chica Kodak, una chica o mujer sonriente sujetando una cámara, fue uno de los anuncios pioneros que apareció a principios del siglo XX al mismo tiempo que la independencia de la mujer empezó a estar de moda. Algunas variaciones de la misma imagen anunciaron los productos de la marca Kodak durante décadas. Las sonrisas de las mujeres en los anuncios publicitarios de finales del siglo XIX se usaban para vender todo tipo de productos desde libros a jabones, cámaras o barras de labios. Y alrededor de 1950 la relación entre la sonrisa femenina y los productos domésticos estaba asumida con naturalidad en el imaginario público. En ese momento, en lugar de ser consideradas unas pervertidas, las mujeres que sonreían parecían felices, seguras y ejemplos perfectos del capitalismo.

A las mujeres se nos enseña a sonreír desde muy pequeñas porque eso demuestra que no somos "agresivas"

     Sin duda, en nuestra cultura la mujer soporta el peso de tener que sonreír siempre. Se nos enseña a sonreír en público para mostrar que somos agradables. Marianne LaFrance en ¿Por qué sonreír?, dice que la sonrisa es un acto que produce una "corriente emocional, algo que te predispone a interactuar y acceder a los deseos de otros, y te hace parecer cordial y disponible". Enseñamos a las mujeres a sonreír para expresar todas esas cualidades, y se lo enseñamos a una edad muy temprana: un estudio de 2009 sobre las preferencias de género en los colegios concluyó que las niñas en el colegio "aprenden rápido a sonreír, a trabajar en silencio, a  ser pulcras, a diferenciarse de los niños y a hablar solo cuando alguien se dirige a ellas".
     Pero hay quien apunta que la sonrisa no solo significa amabilidad y simpatía, sino que además se requiere socialmente para demostrar que las mujeres no son ni agresivas ni amenazantes. Londa Schiebinger, del Instituto Clayman de investigación de género, de Stanford, escribió "las mujeres, de las que se espera que emanen buenos modales en su forma de hablar y en sus actos, son instadas a sonreír más que los hombres. Cuando está escuchando, una mujer puede asentir con la cabeza y sonreír para mostrar que está atenta. Si no sonríe, normalmente da la impresión de estar enfadada". Katy Waldman, que escribía para Slate en 2013, explicaba que esto es solo una de las formas en las que "controlamos la interactuación social" usando el género.
     En algunas entrevistas anecdóticas que llevé a cabo con mujeres de edades de entre 27 y 35, todas estas teorías parecían confirmarse. Cuando se bajaba del tren, Becky dijo: "un hombre de mediana edad que estaba esperando en el andén me miró a los ojos y me dijo ¡sonríe! pero lo que me chocó es que cuando reaccioné con enfado, pareció estar encantando, como si hubiera conseguido justo la reacción que esperaba. Pero bueno, le dije: es de mala educación decirle a una persona que sonría, que te jodan. Y me fui". Keisha dijo que había sido como volver a la infancia: "el conductor del autobús escolar siempre le decía a las niñas que sonrieran cuando se subían al autobús". Y no es solo presión explícita lo que recibimos, a veces internalizamos esa presión para sonreír. Claire me dijo: "hombres a los que no conozco de nada siempre me dicen cunplidos sobre mi sonrisa. Y esto solo me aseguraba que estaba haciendo bien las cosas, pensaba que estaba haciendo del mundo un lugar mejor. No importaba cómo me sintiera interiormente, mi trabajo era hacer a la gente más feliz".

Sonreír en el trabajo puede ser un arma de doble filo.

     Cuando se trata de tu lugar de trabajo, la cosa se complica. En el trabajo las mujeres se sienten presionadas a sonreír para parecer accesibles, y aun así tienen que enfrentarse a situaciones que les hacen parecer menos agresivas o incapaces de hacer ciertos trabajos duros. La sutileza de esta situación está resumida en la idea de "la sonrisa del trabajo" definida en un artículo como "una estrategia impuesta culturalmente a las mujeres para que encajen en departamentos tradicionalmente dominados por hombres. La sonrisa del  trabajo implica que autodominio para mostrarse complaciente y amable". La diferencia entre el hombre profesional y la mujer profesional ha sido objeto de examen por muchos expertos: mientras que la firmeza de una mujer es vista como amenazadora  o agresiva, la de los hombres es vista como un símbolo de liderazgo.
     Un estudio de 2009 sobre varias caras de mujeres y de hombres concluyó que es propio de occidente pensar en las sonrisas como algo propio de la mujer: las caras sonrientes automáticamente se veían más femeninas, mientras que las inexpresivas o enfadadas se consideraban masculinas. Por tanto las mujeres se considera que sonríen más de forma innata, particularmente en situaciones profesionales. Pero sonreír en el trabajo puede considerarse también un signo de firmeza por sí mismo. Lois me dijo: "sonreír con confianza en ti misma también significa tener tu propio espacio, saber exactamente cómo quieres proyectarte al exterior. Cuando estoy poniendo mi mejor sonrisa, en una reunión de trabajo, el cliente (normalmente hombre de mediana edad) me suele decir "¡qué sonrisa más bonita tienes!". Es un golpe tan fascinante como agresivo. Significa: " veo tu empresa, veo tu confianza en ti misma y voy a destruirla. Yo poseo este espacio y tú eres solo parte de la decoración".

En los empleos de "se necesita mujer" a menudo hay que sonreír

     Mientras que las mujeres que no sonríen en el trabajo pueden parecer amenazadoras, hay otro factor que hay que examinar cuando hablamos de las sonrisas femeninas en el ámbito laboral: muchas ofertas de empleo para mujeres piden "trabajar con una sonrisa". Como escribió Schiebinger, "las mujeres están sobrerrepresentadas en trabajos que requieren sonreír, como por ejemplo en enfermería, enseñanza, cuidado de personas, azafatas de vuelo o secretarias". La sonrisa, en los campos mencionados anteriormente, es un símbolo de apertura a las emociones como parte de la profesión, algo que se llama "labor emocional" y que puede crear cansancio extremo.
     Por otro lado, muchos hombres están convencidos de que su posición laboral les permite exigir a una mujer que sonría. Muchas mujeres a las que he entrevistado tuvieron experiencias de este tipo con hombres que intentaban que sonrieran como una forma de controlarlas en el ámbito laboral. Jennifer lo llamó "hombres que usan su posición de control o autoridad para "juguetonamente" criticar los comportamientos o apariencia de una mujer, o humillarla". Rosanna me contó que una vez en el supermercado el guardia de seguridad le estaba comprobando el bolso, y "me hizo esperar allí mientras señalaba a todas las mujeres que entraban o salían de la tienda" y habló de la norma "según la cual le pedía que enseñaran sus bolsos solo a las mujeres que no sonreían o a las que no le parecían atractivas". Otra amiga, volviendo en un vuelo para asistir al entierro de su abuela, le pidió ayuda a un trabajador. Él le contestó "pero primero tienes que sonreírme". Me contó: "acababa de bajarme de un avión que tuve que coger a toda prisa desde Málaga, estuve viajando Dios sabe cuántas horas y en ese momento solo quería coger mi siguiente transporte sin echarme a llorar delante de la gente, y este gilipollas me mandaba sonreír si quería que me dijera qué tren tenía que coger, cosa que, por cierto, es SU TRABAJO y que yo, MUY EDUCADAMENTE le había pedido, con una expresión neutral, posiblemente cansada. Así que sonreí pero después me eché a llorar en el metro porque me sentí humillada y enfadada. ESTOY SEGURA de que tenía marcas de lágrimas y ojeras en aquel momento porque llevaba días llorando, literalmente, pero la única preocupación de este hombre era que no estaba lo suficientemente guapa cuando le pedí ayuda.

El racismo también exige que las mujeres sonrían 

     Las mujeres de color* no solo están sometidas a la imposición sexista de la sonrisa femenina en los Estados Unidos, sino que además están sujetas a una larga historia de racismo institucionalizado que exige a la gente de color que sonría. El filósofo Franz Fanon escribió largo y tendido sobre cómo los blancos, a lo largo de la historia, se habían sentido con derecho a hacer que los negros sonrieran, para poder perpetuar la idea de que la opresión que ejercían los blancos sobre ellos no era dañina ni peligrosa. Esta creencia se puede ver en la iconografía racista que, a lo largo de los siglos, representa a los negros sonriendo, muchos de ellos en actitud de servidumbre. Al mismo tiempo el racismo albergaba la idea de que las mujeres negras eran "irritables". Por estas y otras razones decirle a las mujeres negras que sonrían implica sexismo y racismo.

Sonreír también puede ser un signo de poder


Saffiyah Khan enfrentándose con su sonrisa a un racista
      Las exigencias de que las mujeres sonrían son variadas, y a menudo implican otras demandas que tienen que ver con su posición o su energía: sé dócil, sé aceptable, acomódate a los deseos del hombre, sé educada, sé servil. Varias mujeres entrevistadas para este artículo nos contaban que algunas veces tienen que pensar en dejar de sonreír y no sonreír automáticamente para suavizar algunas situaciones o para hacer a otros felices. "Obviamente, soy una de esas personas que sonríen de forma natural" dijo Jennifer "me gusta sonreír y que me devuelvan la sonrisa (incluso con desconocidos) pero esa idea de Alegría Obligada me hace sentir como si fuera un adorno para ambientar la historia vital del un hombre". Algunas, como Lois, usan una sonrisa agresiva para reafirmar su posición y hacer retroceder a los hombres. "El tipo de sonrisa que es tan grande como un puñetazo en toda la cara" dice. "Tiene algo de territorial". Otras, como Claire, que sonreía porque llegó a pensar que era su función social, han encontrado que tienen más poder si sonríen solo cuando quieren, ignorando las demandas de otros. "Muchos extraños me han dicho, incluso animado a que sonría, y hasta hace poco, hasta que no entendí la política que hay detrás de ese gesto, lo hacía. Ahora ya no. Ahora soy la dueña de mi sonrisa".

Traductora: Marina Liñán

*Hemos traducido "women of colour" como "mujeres de color" para respetar a quien escribió el artículo, aunque no consideramos que sea el término correcto. Posteriormente se usa "mujeres negras" respetando el original.

Artículo escrito originalmente por J. R. Thorpe y publicado en Bustle
https://www.bustle.com/p/why-do-people-expect-women-to-smile-67360
     
     

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